domingo, 24 de agosto de 2008
DECIMOPRIMERA ETAPA: JORDANIA-JORDANIA
5 de agosto de 2.008
Dicen que para visitar bien las Maravillas de Petra hacen falta 3 dias. La gente suele hacerlo en 1. Nosotros completamos el recorrido en 6 horas.
Aquí rodaron una de las escenas finales de la tercera parte de Indiana Jones. Hay muchos turistas y se les ofrece hacer el recorrido a lomos de caballo, burro o camello (con los burros puedes subir hasta el final del circuito, los caballos y camellos no suben por entre las rocas).
Vamos a pié, lo tenemos clarísimo y con muy buen ritmo nos hemos encaramado por aquí y por allá y hemos ido pasando por todos los desfiladeros y callejones hasta llegar al Tesoro de Petra.
Literalmente me quedo boquiaboerto.
¡Es una maravilla!.
Otra vez la musiquita de Tomb Raider resuena dentro de mi cabeza. ¿Cómo demonios pudieron construir esto aquí adentro?. De hecho levantaron una ciudad entera, enorme, ¡hace 2.000 años! hasta con agua corriente, iluminación, etc, etc.
Para evitar el desierto las caravanas pasaban por estos frescos desfiladeros pagando un peaje del cual vivían los nabateos.
Por aquí pasó y pagó todo el mundo. Incluso los romanos, hasta que conquistaron el sitio y dejaron también una importante huella en su interior.
Todo está esculpido en las paredes de las montañas y al revés de lo que cabría suponer cavaban y esculpían de arriba a abajo, lo que hace que no haya dos casas en un mismo nivel y hay que ir trepando de una a otra si quieres ver en su interior. Las paredes, los techos en definitiva los interiores de las diferentes construcciones son de un color rojo veteado que le dan un aspecto muy pulido y curioso.
Al rato nos "asalta" un viejo beduíno ofreciéndonos viejas monedas y linternas de barro. Le preguntamos si tiene alguna pieza "especial" y nos hace acompañarlo hasta donde vive, entre las rocas, donde su esposa nos ofrece un té caliente que es lo mejor que hay para combatir el calor. Cavan en la arena y de un escondrijo sacan una bolsa con diferentes piezas bien interesantes. Nos va dando explicaciones de cada una de ellas y nos demuestra su autenticidad con sencillos métodos a base de saliva y arena. Regateamos y regateamos por las piezas que nos interesan hasta llegar a un acuerdo y quedamos muy satisfechos de la experiencia.
Más adelante vemos otros beduínos vendiendo las mismas piezas. ¡Nos han timado!, ja, ja, ja. Probablemente, pero el teatro del viejo bien ha valido la pena. Y eso que Figui haciéndose el chulo decía que era un imán para los vendedores de antiguedades. Ja, ja, ja. Aún compramos alguna que otra pieza (a otro precio, claro) y hacemos el recorrido entero. ¡Espectacular!
Seguimos el camino para intentar llegar a la segunda puerta que se encuentra varios kilómetros más allá del Tesoro. Hace mucho, mucho calor y la ropa que llevamos de NIKE ACG va de maravilla pues el tejido DRI-FIT en lugar de acumular el sudor lo que hacen es disiparlo y el calzado que nos proporcionaron desde NIKE también se muestran inmejorables, ligeros, flexibles pero firmes a la vez para poderse adaptar entre tanta piedra y tanta roca. Cruzamos una gran explanada en la que nos encontramos con las ruinas de un gran teatro romano y varios palacios y templos, uno de ellos perteneciente a la reina de Saba, en bastante mal estado pero imponente por la altura de sus muros. En tiempos debería ser lo máximo. Llegamos a lo que es un sendero que sólo tiene una dirección: arriba, y venga subir escalones y saltar de piedra en piedra. Los burros bajan a por más turistas a toda velocidad conducidos por hábiles chiquillos y si no te apartas te pasan por encima, ja, ja, ja. Todo esto es extraordinario. Jóse salió disparado en competencia con un norteamericano y ya le perdí de vista. La gente (y yo entre ellos), de todas las nacionalidades que puedas imaginar y de lo más variopinta subimos resoplando y colorados por el esfuerzo. Hay muy buen ambiente y nos damos ánimos mutuamente. Al fin llegamos a la cumbre y descubrimos el segundo tesoro. Paradita y refresquito. Nos lo hemos ganado. Ya no podía más. Nos dicen que 2 kilómetros más allá, desde un otero hay unas vistas extraordinarias del desierto. ¿Hacia dónde fuimos? Síiiiiii.
El descenso lo hacemos de muy buen humor y a buen ritmo, muy satisfechos por lo visto y vivido y orgullosos de haber completado el circuito entero con tanto esfuerzo y en relativamente tan poco tiempo.
Después de esta maravillosa excursión llegamos al hotel para descansar. Nos hemos metido una paliza monumental y decidimos coger fuerzas para mañana continuar viaje. Petra bien vale una segunda visita con nuestras parejas para compartir esta experiencia tan maravillosa. No tengo palabras. Es de lo más asombroso que he visto en mi vida.
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