Llevar una moto y sacar fotos es totalmente incompatible. Con este problema nos encontramos en nuestro anterior viaje al Sahara. Cada vez que quieres llevarte un recuerdo implica el para la moto, sácate los guantes, abre la cremallera de donde lleves la cámara, sácala de la funda, apunta, dispara, guárdala de nuevo en su funda, otra vez al bolsillo, cierra la cremallera, ponte los guantes, arranca de nuevo... ufff, se te quitan las ganas, de verdad.
Encontré por ahí un apaño que puede ir bastante bien. Un trípode, unas bridas y un poco de espacio libre en el manillar... eso será lo más difícil porque entre los retrovisores, la cúpula, el calentador de puños, el TOM TOM, el líquido de frenos...
Otra opción es la cámara de video OREGON SCIENTIFICS AT 2000, especial para deportes extremos aunque no da muy buena calidad de imagen, pero creo que la probaremos. Lo que de ella saquemos seguro será espectacular.
P.D.:
las bridas son maravillosas, núnca salgo de casa sin ellas, de diferentes tamaños y colores, siempre encuentras cuando usarlas y más de una vez te sacan de un apuro.
Recuerdo en el año 96, cruzando el maravilloso campo cubano en un Chrysler automático del 56 que a duras penas corría 40 kilómetros seguidos sin que tuviera que parase por un motivo u otro, de repente empezó a diluviar como sólo diluvia en el trópico. Al prender el limpia-parabrisas este hizo un movimiento a la derecha otro a la izquierda y al siguiente salieron volando las escobillas. Ja, ja, ja. Suerte que llevaba mis bridas y con ellas pudimos reparar el limpia y continuar viaje a La Habana.
