domingo, 15 de abril de 2007

ALAS EN EL DESIERTO





En la página web del grupo norteamericano de rock AEROSMITH les ha gustado nuestra aventura y nos han publicado una foto a la que he titulado WINGS IN THE SAHARA (www.aeroforceone.com). Llevé dos camisetas con su logotipo durante buena parte del viaje y no pude resistirme a sacarme esa fotografía con mi amada Triumph Scrambler bajo la protección del camello de Tan Tan. En diferentes etapas del viaje, sobre todo las más kilométricas iba escuchando música en mi iPod para amenizar el trayecto. También han formado parte muy importante de esta aventura ANDRÉS CALAMARO, QUIQUE GONZÁLEZ, ENRIQUE BUNBURY y JULIETA VENEGAS. Sin el aliento de sus voces esta aventura no hubiera sido posible, creo.

:)

viernes, 6 de abril de 2007

MARRAKECH - TANGER, 714 kms



Nos levantamos con el ánimo traquilo y sin demasiadas prisas para ir a desayunar por los alrededores de la Plaza Jbel-el-Fnaa y tomerle el pulso de nuevo a la ciudad. Asaltar de nuevo el tráfico marrekechiano es una aventura extraordinaria y estaba ansioso por repetir la proeza de sortear carros, motos, guaguas y demás. Queremos sacar unas fotografías de las motos en pleno centro de Marrakech pues el comportamiento de ambas ha sido tan extraordinario durante todo el viaje que bien se merecen ser inmortalizadas en tan bonito lugar. El centro bulle de gente ya desde buena hora de la mañana y tenemos que ir rodeando la plaza hasta encontrar una cafetería con asisntos libres. Finalmente encontramos una y nos sentamos a tomar un delicioso té a la menta, no habían pastelitos para acompañar. Jose Luís recibe una llamada de teléfono comunicándole un grave asunto familiar y le propongo dar por terminada la aventura. Nuestro objetivo estaba sobradamente cumplido y los dos dias que nos quedaban podian tranquilamente sacrificarse, así que acordamos salir echando para Tánger para cruzar el estrecho esa misma noche o máximo a la mañana siguiente.
Sin más demora arrancamos y solo paramos a comer un delicioso tajine y unos estupendos pinchos morunos en un restaurant de carretera por los alrededores de Settat, a medio camino entre Marrakech y Casablanca. Me llama la atención que aparte de ser los únicos extranjeros en el lugar, el camarero, un joven de unos veintitantos años se niega a servirnos y no porque no estuviera al tanto de las otras mesas, pero bueno, no le dimos importancia y un señor que no parecía ser del negocio se preocupó de que no nos faltara de nada y nos atendió muy amablemente.
Llegamos a Tánger a primera hora de la noche, justo a tiempo para embarcar en el último ferry y tras los 30 minutos de trayecto ya estábamos del otro lado. Atrás quedaron miles de kilómetros, aventuras y experiencias que núnca olvidaremos y difícilmente repetiremos.

jueves, 5 de abril de 2007

OUARZAZATE - MARRAKECH, 200 kms



Salimos a la búsqueda de los estudios de cine que se encuentran en las afueras de la ciudad, sacamos algunas fotos y nos vamos decepcionados pues no son nada del otro mundo. Definitivamente el Atlas hay que atacarlo de buena mañana. Empezamos la escalada que son nada más y nada menos que 100 kilómetros de curvas y peligrosos revuelos hasta llegar a las nevadas cimas, donde, a pesar del dia cálido y soleado, se notaba un cierto airecillo. Sólo llevaba un pulover de manga corta y la chaqueta de motorista. A medio camino nos paramos a comer (en un restaurante integrista pues tenían todos una pinta que daban miedo) un kilo de carne de res a la brasa de carbón, buenísima, pero nos sablearon salvajemente al vernos extranjeros. Empezamos el descenso, otros 100 kilómetros de curvas y más curvas, trufados de diminutas aldeas llenas de vendedores de souvenirs que te asaltaban a la carrera, hechos de cuarzos, piritas y otras piedras semi-preciosas. Compro una después de regatear un buen rato. El descenso lo hacemos a muy buen ritmo pues le tenemos cogida la vuelta a la moto y la hacemos ir de un lado a otro con una agilidad muy notable. Enseguida llegamos a Marrakech, localizamos el hotel donde nos hospedamos 15 años antes gracias a un guia que nos lleva a través de las callejuelas y la marabunta del caótico tráfico rodado de l antigua capital imperial. Es una experiencia única y divertidísima ir sorteando carros, motocicletas, peatones, coches y guaguas que surgen por todas partes y se mueven en todas direcciones en un "todos contra todos". Paso rápidamente por delante de un carromato cuyo caballo se nos abalanzaba y Figui que iba tras de mí, ante la imagen de verse de nuevo en el suelo, le tuvo que mandar tremendo piñazo a la cara del caballo para que cambiara de dirección. Nos registramos en la última habitación libre del hotel y salimos a recorrer el zoco y la plaza de Jbel-el-Fnaa. Compro una bellísima artesanía en una tiendecita tras regatear un buen rato me la llevo con la duda de si hice un buen negocio o por el contrario me levantaron la camisa. El ambientazo es único e indescriptible, todo lleno de gente y motocicletas cruzando por el medio sin parar, con los retrovisores plegados para ocupar menos espacio y pasar más rápido, más justos y mejor. Contadores de cuentos ancestrales, pintadoras de manos con henna, encantadores de serpientes, puestos de naranjas y frutos secos, de filtros de amor, curanderos, hierbas medicinales y adivinadores... Cenamos en la plaza y damos una vuelta, mas antes de regresar tomamos un trago en un hotel cercano con Julio Iglesias de fondo musical.

miércoles, 4 de abril de 2007

TIZNIT - OUARZAZATE, 450 kms






Hoy ha sido un dia, cuanto menos, inesperadamente movidito. Amanecemos deliberando si enfilar a Essaouira o Marrakech y finalmente optamos por la via no pensada, afortunadamente, porque los paisajes que se han ido sucediendo no tienen parangón. Escogimos Ouarzazate como siguiente destino de nuestro retorno a casa. Los primeros 300 kilómetros han sido un suceder de campos de cítricos, la huerta marroquí que se desarrolla a la falda del Atlas. El aroma de los naranjos en flor nos acompaña durante todo el trayecto. Como anécdota curiosa vemos una serie de árboles de cuyas ramas ¡brotaban cabras!. Cabras equilibristas, montadas sobre ellas, mordisqueando cualquier brote u hoja. Kilómetros y kilómetros de arcana agricultura en los que los burros siguen siendo los reyes para la carga y el transporte. Empezamos a escalar la cara sur del Atlas hasta llegar al altiplano. Recuerden que nos encontramos en África y aquí todo es gigantesco. Enormes páramos bellísimos por donde pastorea tranquilamente todo tipo de ganado lanar. Algún maestro enseñando a su halcón a volar (el arte de la cetrería en Marruecos, a demás de tradición es casi religión). Vamos serpenteando entre enormes llanuras. Grandes rocas fragmentadas en millones de inquietantes pedazos hacen a la vez aspecto lunar en ciertos parajes. Las carreteras marroquíes, por lo general, mejores que las españolas, aunque en ciertos tramos se convierten en caminos asfaltados de un solo carril, donde impera la ley del más grande: va camión, viene coche, se aparta el coche; va coche, viene moto, se aparta la moto... En la cima de uno de los picos se encuentran los decorados de la película norteamericana de terror "Las colinas tienen ojos", gasolinera-restaurant made in USA con detalles macabros por doquier, restos humanos, calaveras, osamentas varias... sacamos fotos y nos vamos corriendo antes que el guarda saque una sierra eléctrica y nos descuartize. La verdad que pone los pelos de punta. El perro cojo es de verdad, no forma parte del decorado.
Tras disfrutar de lo lindo con estas vistas difícilmente narrables, pues siempre las palabras serán pocas ante tanta belleza y tanta rotundidad de formas, a 30 kilómetros de Ouarzazate nos alcanza, como salida de la nada, una espectacular tormenta de arena que nos impide la visión a 10 metros más allá del timón, acompañada de un viento de fuerza descomunal, que nos obliga a reducir la velocidad a tan solo 20 km/h e inclinar la moto a un ángulo de unos 50º para así contrarestar el empuje del viento e ir ganando metro a metro un refugio seguro. Tanta es la fuerza que finalmente el viento tumba la moto de Figui, que delante de mí veo como lo levanta a él y a moto y lo arroja al suelo como si se hubiera tratado de un muñeco de cartón y tengo que parar para ayudarlo a levantarla pues tenía un pie atrapado bajo ella. El viento es ya imparable y entramos finalmente en la ciudad de Ouarzazate. En las afueras osamos parar ante los estudios cinematográficos para comprobar si al dia siguiente se podían visitar y nuevamente otra fortísima racha de viento vuelve a tumbar la moto de Jose Luís, esta vez sobre la mía, quedando yo inmovil sin poderme mover, por un lado por no hacer daño a Jose y por el otro por no perder pie y caer yo también. Un chófer para al vernos en tan difícil trance y tenemos que emplearnos a fondo para vencer al viento y levantar nuevamente la moto, esta vez sin desperfecto alguno. Las fuerzas flaquean y entramos en el hotel Ibis. Al vernos con tan mal aspecto (sucios de polvo y arena y con cara de locos) nos dan rápidamente alojo. Ducha de agua caliente, cena y cubalibre con habano para celebrar la gesta (como país musulmán el alcohol está prohibido y sólo algunos hoteles lo tienen para los extranjeros). Haberlo conseguido con unas condiciones tan extremas desde luego que es una gran gesta digna de pasar a los archivos de nuestra memoria para ser contada en los próximos años una vez y otra y otra. Por la noche tuve pesadillas con el perro cojo.

martes, 3 de abril de 2007

EL AAIUN - TIZNIT, 600 km



Despertamos y desayunamos para reemprender el camino a casa, lentamente, sin prisas. Damos una vuelta por El Aaiún, ciudad bien bonita, que vive a costa de los 150.000 militares allí destinados y de los diferentes funcionarios de la ONU, ACNUR y cuantas siglas se quiera, que no hacen más que pasearse jeep arriba. jeep abajo (último modelo, claro). Encontramos una iglesia católica y Figui entrega el cargamento de medicinas que llevaba puesto que las fronteras con Argelia están cerradas para ir a entregarlas personalmente. Aparecen dos curas de la época de Franco, de los que dan la mano como si fuera un moco, de 70 y 90 años de edad y ambos parecían sinó abatidos, si resignados, vencidos. Nos pusieron al tanto de la situación del Sahara con información de primera mano y ven con ojos cansados la imposibilidad de entendimiento entre saharauis y marroquíes.
Parada en Tan Tan y nos colamos hasta Tiznit. Los paisajes son demoledores, como si estuviéramos en Marte. Grandes explanadas, llanuras, estepas acompañadas de suaves colinas como de terciopelo o grandes dunas que avanzan milímetro a milímetro. Vas enlazando una tras otra por rectas kilométricas y para pesar nuestro tenemos un fortísimo viento de cara que nos impide superar los 100 km/h. Las golondrinas juegan con las ráfagas y sin querer mato a dos que se estrellan contra mi bota izquierda. La primera impacta lo suficiente como para quedar tirada en el camino con un ala rota, la segunda se estrella de lleno y tengo que limpiar sus restos en la primera parada que hago. El impacto ha sido considerable. Paramos en unas dunas a sacar unas fotografías y Figui se hunde en la arena. Con ingenio y trabajo conseguimos sacarla de la trampa mortal. Más tarde, en un stop para hacer aguas menores, el caballete no le queda bien puesto o se hunde en el piso y cae su motocicleta partiendo de cuajo la estribera posterior izquierda. A parte de esto, nada más. Después de comer durante de bastantes dias de los frutos del mar de todas las maneras posibles nos apetece comer cordero y en eso estamos al zamparnos unos cus-cus y tajine de moutón. Deliciosos. Cae el sol cuando llegamos a Guelmim y en lugar de virar a la izquierda para acampar en Sidi-Ifni nos trepamos el Anti-Atlas de noche con bastante frío tras una guagua que iba como alma que lleva el diablo. La perdemos entre las curvas y tenemos que pegarnos a otra para ir haciendo que nos abra camino. En un nuevo control un simpatíco policía nos advierte del peligro de subir el Anti Atlas de noche y se nos revela como motorista aficionado y nos recomienda poner una pequeña visera para parar el viento. Nos despide con una enorme sonrisa de buenagente y dos palmadas en el pecho para calentarnos, pues el frío que hace es de pinga para lo poco abrigados que vamos. LLegamos a Tiznit y paramos en el Hotel de París a cenar caliente una buen plato de sopa y un tajine de cabra. Delicious!

lunes, 2 de abril de 2007

TAN TAN - EL AAIUN - BOJADOR - EL AAIUN, 750 kms



Es la primer aetapa puramente sahariana. Por el camino nos vamos encontrando con multitud de jeeps y 4x4 que se asombran al vernos con estas dos motos y causamos simpatía por donde pasamos. Todos nos sacan fotos. Las señales de peligro camellos se van sucediendo y efectivamente empezamos a encontrarnos conjuntos de varios individuos. Son majestuosos, elegantes y simpáticos. En el cielo vemos nubes con los colores del arco iris. ¿Hay algo más bello?. Ya empezamos a encontrar arena por todas partes y esta cubre peligrosamente el piso de la calzada, que a gran velocidad es bastante resbaladiza. Nubes de finísima arena se desplazan al paso de nuestra caravana. Ahora sí la entiendo como un ser vivo pues se mueve allá donde le conviene. En estas latitudes ya no hay finezas como la gasolina sin plomo y rellenamos los tanques con gasolina súper. La moto va más suelta y consigo ponerla a 160 km/h (en recta y sin arena). Los controles policiales se suceden. Algunos nos paran y otros nos dejan pasar, aleatoriamente pero sin ninguna dificultad. Las grandes distancias que estamos cubriendo están unidas por rectas interminables que te dan tiempo para pensar. De pronto sales de la abstracción cuando al final de la recta viene una señal de curva peligrosa y la recta cambia de dirección para convertirse en otra recta, pero este cmbio peligrosos los puedes coger a 120 km/h sin problemas. Tras kilómetros y kilómetros de arena llegamos a El-Aaiún, antigua capital del Sahara Español, ahora Sahara Occidental, territorio ilegalmente ocupado por Marruecos y del que ni la ONU, ni la UE ni los EE UU aún no han sabido arreglar. Es una ciudad grande, animada y muy bonita. ¡Quién lo iba a decir! Pero en lugar de quedarnos satisfechos con el objetivo primero que teníamos marcado continuamos 150 kms más al sur para llegar al cabo y a la ciudad de Bojador cuya entrada es espectacular con dos avestruces gigantes dando la bienvenida. Aquí si damos punto y final al sur y como no queda nada de la antigua ciudad fundada por catalanes en el siglo XVI empezamos el regreso. De nuevo para El Aaiún, 150 kilómetros más. Ya de noche cerrada y con la luna como único faro y el peligro de los camiones que vienen de cara a gran velocidad, cegándote con sus grandes faros mal ajustados y los burros comiendo pasto en los márgenes de la carretera. En el antepenúltimo control aparecen dos policías que se parecen a Abbot y Costello, uno barrigón y bajito y otro largo y flaco con una escopeta en las manos que más parece un arcabuz que un arma moderna. Ahora somos "Les Motoristes" pues ya la fama de dos locos que van arriba y abajo por el Sahara nos precede, y el gordito, muy contento de vernos, nos saluda muy efusivamente y me hace quitar los guantes para estrecharle la mano, a la vez que exclama satisfecho: "Ah! Les Motoristes!" y rápidamente nos da seña de continuar la marcha. Descansamos tras más de 700 kilómetros en un hotelucho de mala muerte, el Jodesa, recomendación del canario de Tan Tan. Figui molesto y yo contento porque también hay que probar "el otro lado del río". Duermo dentro del saco de dormir sobre las mugientas sábanas.
:)

domingo, 1 de abril de 2007

ESSAOUIRA - TAN TAN, 525 km



Una fina llovizna nos despide de Essaouira, verdadero remanso de paz donde el progreso está llamando a las puertas, aunque aún se puede pasear tranquilamente por la playa a recoger lo que la marea ha dejado la noche anterior. Enfilamos carretera hacia Agadir. La verdad es que ando un poco cansado y como voy abriendo camino se presenta ante mi la cordillera del Anti Atlas. La calculo. Gigante. Miro a mi "Poderosa". Chiquita en comparación. Respiro hondo, cargo los pulmones de aire, le doy dos palmaditas sobre el depósito y le digo: "¡A por ella!" Y abro gas a tope lanzándome a toda velocidad a enfrentarme con el dragón. Se suceden 100 kilómetros de curvas y desfiladeros. Con el suelo semi-mojado no es agradable circular así. Para confirmación de nuestros temores vemos un viejo Mercedes Benz totalmente estrellado contra la pared de la montaña, por suerte nadie ha resultado herido. Una vez superado el Anti Atlas, segunda cadena montañosa en importancia del norte de África, me parece increíble haberlo conseguido. Finalmente llegamos a Agadir y la obviamos por una ronda de circunvalación. Es una gran ciudad turística sin nada original que ofrecer. Continuamos hasta Tiznit donde paramos a comer un tajine y un cuscús de "mouton". Riquísimo. LLegamos a SIdi Ifni y nos acercamos a Les arcs de Legzira brillantemente esculpidos por la erosión del mar sobre las rocas. Se nos echa el tiempo encima y decidimos continuar hacia Guelmim. Ya en esta poblción la gente viste totalmente diferente y vemos los primeros "hombres azules" del desierto. Guelmim bulle de gente y de tráfico. Cae el sol y quedan 120 kilómetros hasta Tan Tan. Gas a fondo y aprovechamos los últimos rayos del dia, a toda velocidad, tratando de ganar segundos al sol. Vamos encontrando señales de "atención camellos sueltos". Oscuridad total. Carreteras con rectas muy largas que aprovecho para poner la máquina a tope. El comportamientode las Triumph es insuperable. Sólo espero que ningún camello se me cruce, sinó, "¡Adiós amigos!". Llegamos a Tan Tan de noche cerrada y tras un esfuerzo sobrehumano. Unos enormes arcos en forma de camello nos dan la bienvenida. Nos hospedamos en u hotelito regentado por un canario de los de "España es lo mejor y ver compatriotas le llenan los ojos de lágrimas". Sencillo pero limpio. Por la mañana regresamos a los camellos de la entrada para sacar algunas fotos y salimos para El Aaiún.