lunes, 20 de julio de 2009

Sábado 18 de julio de 2009


Ha sido un día muy duro de kilómetros y viento. Desde la Jonquera hasta bien entrada Italia los indicadores de tela blancos y rojos que hay en los márgenes de la carretera, como los que hay en los aeropuertos para medir la fuerza del viento, estaban totalmente en posición horizontal. La tramontana ha soplado con fuerza, obligándonos a ir con muuuuucho cuidado y a aminorar la marcha.
Por otro lado parace qua algo no va bien en la moto. Pude que sea el alerón publicitario que llevamos sobre el guardabarros delantero, como aquellas matrículas que llevaban las motos antiguas. Cuando pasamos de 120 km/h se crea una turbulencia que nos mueve la moto de izquierda a derecha muy rápidamente, haciéndola totalmente ingobernable. A mí me ha sucedido dos veces y a Jose una con especial virulencia. Lección aprendida: no correr.
Pudieran ser también las nuevas ruedas de tacos, que supongo tienen menos adherencia sobre asfalto, o la combinación de ambas. Pero bueno, mañana seguramente desmontaremos el alerón para descartar posibles riesgos ante un viaje tan largo y ganar en seguridad y tranquilidad. Vemos que se hace tarde y no encontramos hotel en la carretera. barajamos la posibilidad de acampar en una zona de parking y si viene la policía nos reímos imaginando diciéndoles que cómo se tarven a molestarnos a estas horas, que cojan 10 euros y nos despierte mañana a las 9:00 con 2 cafés con leche y dos croissants.Ja , ja , ja. ¿Te imaginas la cara del poli?. Mira que nos hemos reído con esta tontería.
Nos desviamos para cortar camino a un pueblecito llamado Casei Gerola, a pocos kilómetros de Milán. Es un pueblo fantasma pues no se ve a nadie por la calle... salvo por tres hoteles del amor que hay, es un continuo ir y venir de coches con amantes, milaneses supongo, que se alejan de la ciudad par no ser reconocidos. Encontramos una habitación de milagro en el Motel Kappa, tras ser rechazados en el Hotel Primera y en otro mas, al no ver condiciones mínimas de salubridad. Espejos en las paredes, luces rojas, ja, ja, ja de lo más kitsch, ¡ es que estos italianos son la candela!. Comienza mi pesadilla, el pueblo está infestado de mosquitos así que saco todo mi arsenal y les declaro la guerra. De momento 1 a 0 gano yo.
Llegamos molidos, salimos a comer una pizza e birra y a dormir. mañana 1.000 más. Destino: Budapest.

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