martes, 21 de julio de 2009

Lunes 20 de julio de 2009




Desayunamos tranquilamente en el hotel Residence Ózon Matrahaza del lago Balatón y arrancamos hacia Budapest. No puedo evitar sacar una foto de mi preciosa Scrambler a orillas del lago y al ir a coger la autopista nos equivocamos de salida, reculamos y al intentar incorporarnos caigo casi en parado, nada grave ni nada serio,. Recuerdo unas lecciones del Youtube de como levantar una moto pesada del suelo y la levanto sin esfuerzo en un milisegundo. Todo controlado. Vamos a buen ritmo y enseguida llegamos a la carretera de circunvalación de la capital, en obras, con un tráfico muy intenso de camiones que la vuelven muy peligrosa. Vamos con mucho cuidado pues un descuido significa el final de la aventura. Al cabo de un buen rato ya cogemos la carretera principal hacia Miscolc y Meszochat, donde ya estuve hace unos años y la pasé realmente bien con la tía Yazmín y el tío Ishtban. Guardo muy gratos recuerdos de aquel viaje. Todo son campos de girasoles y Hungría bien sigue pareciendo el granero de la URSS.
Cruzar Hungría se me hace bastante monótono y cuando por fin llegamos a la aduana con Ukrania no nos dejan pasar pues Jose olvidó los papeles originales de la moto y sólo trajo las fotocopias. Le puede pasar a cualquiera y como ya no hay remedio hay que actuar en segundos. Los guardafronteras ukranianos nos advierten que aunque nos dejaran pasar la policía nos pararía cada dos por tres para pedirnos los papeles y el problema no haría más que repetirse una y otra vez, así que Jose decide volver atrás y con la inestimable ayuda (una vez más) de Irene, nos manda la documentación por DHL con carácter urgente. De paso nos ha buscado una habitación el el hotel Corona de la bonita ciudad de Nagyhalasz,. Muertos de hambre, por el camino paramos en un restaurante de carretera ambientado en el Far West americano, hecho con troncos de madera y con cráneo de buey incluido, y nos hartamos de un delicioso pollo especiado con aros de cebolla y kartoffen que está delicioso. El paisaje es de espesos bosques en estas latitudes. Frondosos y misteriosos. Por suerte no acamparemos por aquí pero más adelante será inevitable. En lugar de acudir a la población principal damos con un villorrio con el mismo nombre al estilo Frankenstein, con casitas de techoa dos aguas e iglesias puntiagudas con enormes crucifijos a la entrada, donde unos campesinos que iban con un viejo carro de madera tirado por un caballo de carga nos indican el camino correcto. Llegamos la ciudad y un señor muy amable nos hace de guía en su bicicleta y nos deja en la misma puerta de l hotel. El hotel en cuestión es un viejo casino del año del pum y tal parece sacado de una película de James Bond en los tiempos de la guerra fría. Arañas de cristal en el techo, escalinata de mármol, grandes habitaciones de techos altos, puertas de madera que no ajustan (como si las hubieran echado abajo a patadas), cámaras de vigilancia por todas partes, como si la Stassi o la KGB aún rondaran por el edificio. De hecho la mitad el edificio es un banco y claro, de ver tantas películas a uno se le dispara la imaginación...
Mañana toca esperar la llegada de la documentación e intentaremos un segundo asalto a la frontera de Ukrania.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Diossssss!!!xo como se deja los papeles???jejejeje,algo que le puede sucedes a cualquiera y una historieta mas que contar!!!
me alegro poder saber q estais bien y que lo estais disfrutando!!
Cuidaros mucho.
Un besito Xavi!!!!!!!! *La Choni* =)

Anónimo dijo...

Bravo!!. Veo que ya estáis en Ucrania!!

Suerte, ya somos varios en la oficina que seguimos vuestras aventuras.

Lo del descontrol a partir de 120 esta solucionado?

Saludos

Carlos

Anónimo dijo...

Bravo!!. Veo que ya estáis en Ucrania!!

Suerte, ya somos varios en la oficina que seguimos vuestras aventuras.

Lo del descontrol a partir de 120 esta solucionado?

Saludos

Carlos

Xavi dijo...

No, la verdad es que todavía cimbrea, pero un poquito menos. No sabemos si por los neumáticos o por las maletas, aunque las maletas ya las llevávamos en el viaje anterior y cogíamos 140 sin problemas. De todas formas en Ucrania no podemos pasar de 120 ya que no hay autopistas y todo son carreteras secundarias por un lado, y por el otro la gasolina de 95 es de muy baja calidad, con lo que la moto no pasa de 100, 110 km/h forzándola mucho. Ahora le echamos de 98 octanos y ya vuelve a estar alegre. Cosas que tiene el viajar por el mundo, que aprendes a medida que las ocasa te van sucediendo.
De momento el viaje una pasada.

Saludos
:)