jueves, 21 de agosto de 2008

OCTAVA ETAPA: EGIPTO - EGIPTO (461 kms)


2 de agosto de 2.008

Nos levantamos bien pronto y salimos gas a fondo de nuevo hacia El Cairo.

Por los alrededores de El-Alamein vimos el cementerio alemán, el italiano y otro que no recuerdo bien si era de franceses o ingleses pero en todo caso de aliados.
También en dicha población hay varios restos de tanques de aquella época que evocan la contienda. Hay un museo muy cerquita donde está la oficina de mando del general Rommel tal y como lo dejó antes de salir a la última batalla, con su máquina de escribir, su gabardina colgada en el perchero etc, que está ubicada en una cueva escondida a tocar del mar.
Hoy en día la población de El-Alamein se está convirtiendo en un resort de apartamentos de semi-lujo para extranjeros y nada tiene que ver con lo que uno se pudiera imaginar. Todo está patas arriba y en construcción pero creo que pronto terminarán las obras puesto que están muy avanzadas. Por lo menos conté 10 o 12 resorts de estos. Ahora faltará que vendan los apartamentos sinó serán resorts fantasmas.

Sólo añadir que es fácil imaginar rodando por ahí las divisiones de Panzers del Afrika corps: ¡un poco de imaginación y listo!

A la gente que nos ha paseado por la capital le sabe muy mal todo lo sucedido en la frontera y nos demuestran con creces que no todos los egipcios son iguales. Quedamos en el hall del Meridien. Nos recoge Hanuri, hermano de Mahmou (nosotros le llamamos Mamut), el dueño de la agencia turística egipcia y nos lleva al Mena House, el mejor hotel de El Cairo, de estilo colonial inglés, que está lleno de fotos antiguas de principios del siglo XX y tenían mucho encanto y lucían mucho mejor las pirámides antes de que la marabunta de la ciudad las absorbiera.Hay una en particular que me llama mucho la atención y es un dirigible fotografiado sobre las pirámides.

Ya hemos decidido que no nos queda tiempo para bajar a Luxor y que hay que proseguir viaje al este cuanto antes. Mañana saldremos hacia el Sinaí.

Sobre las 21:00 horas nos recogen de nuevo para ver un espectáculo nocturno en las pirámides. ¡Qué horror!. Aburrido como pocos, casi nos quedamos dormidos, y no éramos los únicos puesto que una gente a nuestro lado también comentaban lo mismo. Llevaba cena incluida y valía 100 USD por cabeza. Hartos ya de tanto rollo prescindimos de la cena y nos fuimos al restaurante del Mena House donde sí pudimos disfrutar de unos excelentes filetes y un buen vino.

En las tiendas del hall descubrí una estatuilla de lo más bonita pero tenia un defecto. Le pedí al tendero que me consiguiera otra para la mañana siguiente y el tipo que era todo un personaje, actuaba como si fuera Boris Karloff me hizo un montón de preguntas siseando y abriendo mucho los ojos a la vez que acercaba la cabeza mientras hablaba, ¿que de dónde era? ¿que hacia dónde iba? ¿que si estaba seguro de que vendría a por ella?, etc, etc. las dos partes cumplimos y realmente la que me trajo a la mañana siguiente era mucho más bella que la que vi la noche anterior.

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